En la ciudad de Barcelona hemos sido testigos del desalojo de unas treinta vecinas en situación de exclusión residencial, pero esto no ha sido un suceso puntual, estas expulsiones pasan continuamente. Decimos basta.
Amics del Moviment Quart Món queremos expresar nuestra indignación por el desalojo que tuvo lugar el pasado jueves 8 de mayo en Vallcarca, donde una quincena de personas —incluyendo familias con menores— fueron expulsadas del lugar donde vivían desde hace años, sin que el Ayuntamiento de Barcelona haya ofrecido ninguna alternativa habitacional real, solo una noche en una pensión.
Las familias desalojadas hace años que luchan para tener un lugar digno donde vivir. No vuelan nada gratuito: quieren pagar un alquiler y participar activamente en la vida del barrio. Pero el que reciben es silencio, multas y violencia institucional.
Este no es un hecho aislado. Es un nuevo episodio de vulneración de derechos básicos. Este desalojo se enmarca en una serie de actuaciones municipales que, bajo el pretexto de transformar, limpiar y dotar de seguridad el espacio público, acaban expulsando las personas más vulnerables de la ciudad, sin abordar las causas de fondos ni ofrecer respuestas sociales adecuadas. En lugar de políticas de apoyo, el Ayuntamiento pone patrullas y excavadoras.
El desalojo de Vallcarca es la consecuencia de un modelo de ciudad que no quiere ver ni mostrar la realidad de la pobreza y la exclusión. Una ciudad que se transforma expulsando los más vulnerables para hacer lugar a proyectos urbanísticos, sin aportar una alternativa habitacional a todas aquellas personas afectadas, que el único que vuelan es poder seguir viviendo en su barrio, y hacerlo dignamente.
Reclamamos al Ayuntamiento que cumpla con su responsabilidad social y garantice alternativas habitacionales reales, dignas y accesibles. Pedimos que deje de criminalizar y perseguir la pobreza, y apueste por políticas valientes de inclusión y justicia social.
El derecho a la vivienda no puede continuar siendo papel mojado. Barcelona no puede ser solo por quien la puede pagar. Tiene que ser una ciudad donde todo el mundo pueda vivir y construir su futuro.
Queremos expresar todo nuestro apoyo y solidaridad a las familias desalojadas, que siguen luchando por su dignidad, y también a todas las vecinas organizadas y a su movimiento de resistencia.
Soluciones sociales, no policiales.
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