Qué implica no tener un hogar en Barcelona

Qué implica no tener un hogar en Barcelona

  • El derecho a la vivienda está recogido desde diversos organismos, pero todavía comprobamos que muchas personas sufren la falta de una vivienda digna.
  • Un 33% de las familias que acompañamos desde Quart Món han sufrido procesos de desalojo durante 2022.

 

Cuando el derecho queda muy lejos de la realidad

El hogar es el lugar donde vivimos, que nos da un sentimiento de confort y sobre todo nos proporciona seguridad, por eso es, o debería serlo, un derecho fundamental del ser humano.

La Constitución y el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que delega la competencia en materia de vivienda en la Generalitat, mencionan que todo ciudadano o ciudadana tiene derecho a una vivienda digna y adecuada.

Esta competencia pivota sobre una serie de normas como son: la Ley Catalana del Derecho a la Vivienda (2007); el Decreto del Plan por el Derecho a la Vivienda (2014), donde se desarrolla el régimen general de la vivienda de protección oficial, y el Reglamento de la Mesa de Emergencia (2019).
Aquest últim regeix els processos de reallotjament de persones o famílies en risc d’exclusió social, valorant les situacions econòmiques i socials de cadascuna.

Cuando miramos a nuestro alrededor, cuando paseamos por las calles de Barcelona vemos esta garantía?
Pues, desgraciadamente, no siempre.
Y de la falta de este derecho nace la exclusión social y muchas otras derivaciones.

En Amics del Moviment Quart Món acompañamos a familias que sufren estas problemáticas, se trata de personas que no pueden acceder a un piso y viven con sus hijos en fábricas en desuso, caravanas y solares.
Esta situación tiene repercusiones en diferentes ámbitos: por un lado, no tener un hogar estable conlleva angustia y puede derivar en problemas de salud, Y por otro, también hemos comprobado que afecta a las relaciones sociales, ya que impide el arraigo de las familias en un lugar.
En definitiva, genera muchas dificultades para construir el proyecto de vida que todo el mundo necesita.

 

La especulación inmobiliaria como causa de la falta de vivienda

La realidad en Cataluña y en todo el Estado pasa por la falta de vivienda.
Pero ¿por qué se produce esta situación?
El informe INSOCAT 14 de 2022 se enfoca hacia la exclusión residencial y analiza varios factores como el escaso gasto directo en política de vivienda, por debajo de la media europea, un parque público muy reducido y un alquiler privado con precios muy elevados.
Por esta derivada se ven afectadas, especialmente, personas migradas, familias con niños, hogares monoparentales y personas jóvenes solas.

En el otro lado, y según datos del Registro de la Agencia de Vivienda de Cataluña de 2020, los grandes propietarios suman 29.479 viviendas en desuso, y dentro de este mismo recuento se calcula que sólo 5 propietarios acumulan el 78,8% de los pisos.

En un escenario de esta magnitud, el voluntariado y equipo técnico de Quart Món acompañan a una treintena de familias que no pueden acceder al mercado inmobiliario debido a la competitividad y los requisitos exigidos en Barcelona.
Estas dificultades se producen sobre todo entre familias que no tienen un contrato laboral de larga duración o presentan una formación muy baja.

Para estas situaciones existe el parque público diseñado para facilitar el acceso a la vivienda a un precio asequible.
Las posibilidades de acceder a la vivienda pública, sin embargo, son escasas y, aunque algunas familias que conocemos lo han conseguido, aún quedan muchas que no han cubierto esta necesidad.

Por otra parte, en casos de núcleos familiares que han accedido a una oferta de alquiler social por parte de entidades privadas, se puede presentar el problema de que no se pueda renovar su contrato una vez vencido.
Como no hay ninguna regulación para controlar este aspecto, la familia tiene el riesgo de volver a encontrarse en la situación inicial.

 

 

Cuando los niños son los afectados

Desdeel acompañamiento de Amics del Moviment Quart Món vemos algunas de las problemáticas del acceso a la vivienda y observamos cómo los niños son los más afectados.

La inestabilidad residencial repercute especialmente en su seguridad personal, en las relaciones con sus iguales e, incluso, en la posibilidad de completar los estudios.
Cuando hacemos refuerzo escolar vemos como es importante tener un espacio seguro y estable para hacer los deberes, o no tener que cambiar de residencia para seguir manteniendo los hábitos de estudio básicos.

Solo en 2022 acompañaron a 12 familias que sufrieron un desalojo y otras 13 con órdenes de desalojo.
Esto quiere decir que 96 personas estuvieron afectadas por este tipo de procesos, los cuales conllevan toda una serie de dificultades para su desarrollo.
Estas 25 familias representan el 33% de las familias que acompañamos.

Ante esta carencia de vivienda, el Síndic de Greuges realiza un seguimiento sobre los asentamientos en la ciudad de Barcelona y se dirige al Ayuntamiento para actualizar la información sobre las familias que viven en naves industriales, solares y caravanas con el fin de mejorar sus condiciones de vida.

 

El sinhogarismo como realidad social

En Cataluña, 1,3 millones de personas viven en una vivienda inadecuada y casi un millón más lo hace en una vivienda insegura.
Además, 18.000 personas viven en situación de sin techo.
Si nos centramos en Barcelona, hay, como mínimo, 5.142 personas sin hogar.

Según el censo realizado por Arrels Fundació en 2022, más de 1.200 personas duermen en la calle en Barcelona, mientras que 3.046 se alojan en los recursos públicos y privados de la ciudad, según datos de la Red de Atención de Personas Sin Hogar.

El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, recoge que en 2021 865 personas vivían en locales y asentamientos informales en la ciudad, de las que 200 eran niños y jóvenes.

Durante el 2022, desde Amics del Moviment Quart Món acompañado 48 familias (186 personas) que se encuentran en situación de vivienda inestable, habitando fábricas en desuso ocupadas y solares y pisos ocupados (de todas estas personas, al menos una centena está en Barcelona).
También hemos acompañado a otras 22 familias que han conseguido acceder a una vivienda estable (pisos de alquiler social o vivienda propia) y que a su vez han continuado su proceso de inclusión en otros ámbitos.
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Una propuesta de cambio

Para hacer frente a las problemáticas que hemos descrito, las entidades de acción social continuamos nuestras tareas de acompañamiento y de sensibilización.
Dentro de este marco, compartimos las
propuestas para atender los problemas de vivienda que se recogieron desde la Federación de Entidades Catalanas de Acción Social: aumentar la vivienda protegida, destinar el 1% del PIB a políticas de vivienda, comprar vivienda privada, dotar de más recursos a la Mesa de Emergencia y otorgar más ayudas al alquiler.
Estas demandas se extienden a la regulación, aumentando las sanciones a los grandes tenedores que no cumplan con las obligaciones de alquiler social establecidas por ley.

Este marco de acción establece tres grandes líneas de intervención: la adquisición de espacios residenciales dignos, la implementación de un sistema de atención y, finalmente, el diseño de un modelo de acompañamiento y de fortalecimiento de las personas en situación de sin hogar y de sin techo.

Una pequeña luz de esperanza para seguir trabajando para que todas las personas tengan un hogar digno y un verdadero proyecto de vida.