Un día vamos a empezar… y ya han pasado 25 años

Un día vamos a empezar… y ya han pasado 25 años

Los años pasan para todos… También para Amics del Moviment Quart Món, que siempre hemos querido trabajar desde el acompañamiento con una visión colectiva para ver la mejora de la situación de las familias.
¡Quédate recordar el recorrido de nuestra entidad y también para seguir sumando años con nosotros!

Hace 25 años íbamos al cine a ver Algo pasa con Mary, mirábamos el Mundial de Fútbol de Francia en la tele y empezábamos a oír a hablar de la llegada de una nueva moneda que haría que las pesetas pasaran a ser historia. ¡Ay qué tiempos! Pero no pasaba únicamente eso… También se iniciaba el camino de los Amics del Moviment Quart Món.

Cumplimos 25 años, y por eso queremos que nos acompañemos a hacer una breve mirada hacia atrás para ser conscientes del camino que hemos recorrido hasta ahora y plantear de qué manera lo queremos continuar.

Los inicios de nuestra actividad

Todo comenzó con la Rina y la Cristina, dos chicas con mucha iniciativa que empezaron un año antes haciendo un proyecto de acompañamiento a familias en dos barrios: el Poblenou en Barcelona y La Pau en Badalona.
Los primeros meses tenían una única tarea, pasear por la zona para establecer contacto (y más adelante un vínculo) con niños, jóvenes y adultos.

«Ibamos a la plaza donde estaban, los saludábamos. De a poco las familias empezaron a acercarse, y después de unas semanas ya estábamos haciendo actividades donde participaba todo el barrio«. La Rina lo recuerda muy bien. «Los niños del barrio llegaban porque sabían que alguna actividad empezaba».

Después de un año haciendo este tipo de acompañamiento, los Amics del Moviment Quart Món vamos a iniciar el camino como organización formal y desde entonces no hemos parado de trabajar, siempre con el mismo objetivo.

Pero, ¿cuál ha sido este objetivo? Desde el primer día, los voluntarios y voluntarias que se sumaban tenían como finalidad favorecer el conocimiento en el barrio de un grupo de familias. Ellas habían llegado desde Galicia y Portugal buscando nuevas oportunidades y se habían instalado en naves y solares en desuso que entonces había en la ciudad.

Ya en aquellos primeros meses nos caracterizábamos por trabajar en red.
Hemos trabajado juntos con los servicios sociales y en las fiestas del barrio somos una entidad más.
Y hoy en día lo continuamos haciendo.

¡Y hemos celebrado muchas cosas!

La Castañada, los Reyes, la Fiesta de la Primavera, la Fiesta del Otoño…
No nos perdamos ninguna celebración.
Esto, además de hacernos disfrutar a todos juntos, ha servido para que todo el barrio esté involucrado en las actividades sin importar su situación socioeconómica o familiar.

La Rina lo recuerda con mucho afecto y nos lo muestra a través de las fotos.
«Esta foto es del 17 de octubre, el día contra la miseria. Organizábamos charlas, actuaciones musicales y hacíamos mensajes con la participación de todo el vecindario. En las fotos aparecen niños de diferentes orígenes, con o sin problemática familiar. Eso nos era igual. La única cosa importante es que todos eran del mismo barrio y querían disfrutar de las actividades».

Después de unos años, decidimos enfocar el proyecto en las familias que vivían en Barcelona, ya que eran con las que más tiempo podíamos pasar.

 

La importancia del voluntariado

Algo que tampoco ha cambiado desde entonces es nuestra estructura, formada principalmente por voluntarios y voluntarias. «En aquella época los chicos que no hacían el servicio militar podían hacer voluntariado. Vamos a tener dos chicos».
Todos estos voluntarios eran quienes organizaban la Biblioteca de Calle, los juegos en las plazas y talleres de informática durante los inicios del proyecto.

Eran actividades para acompañar a familias que también recibían apoyo por parte de Servicios Sociales, en situación de sinhogarismo y con problemas de escolarización, como el absentismo o la dificultad en el aprendizaje.

«Las actividades nos sirvieron para detectar qué teníamos que trabajar en cada caso. ¡Y funcionó! Hoy en día esos niños están casados y sus hijos e hijas ya van a la escuela».

 

¡De la bibioteca de calle a muchas otras actividades!

Este proyecto, que comenzó con bibliotecas de calle e improvisando actividades, ha visto pasar a tres generaciones.
Por eso también hemos querido preguntar a algunos de los niños (adultos hoy en día) que participaron en las primeras actividades.

«¡Qué recuerdos!», exclama el Elisa cuando ve sus fotos de pequeña.
Se emociona cuando ve los álbumes del comienzo de Quart Món.
Ella y la Silvia son primos y venían juntos a la biblioteca de calle y a jugar con las voluntarias.
Ahora son madres, viven en pisos de alquiler social y sus hijos vienen a los recreos que organizamos.

El Elisa recuerda muy bien aquella época.
«Me recuerdo de jugar al
mataconejos y que salíamos mucho, visitamos el Aquàrium, fuimos a la playa…
¡Ah!
¡Y también recuerdo que vinieron los Reyes y los regalos!».
Ella fue la primera joven que obtuvo el graduado viviendo en una nave. Las actividades infantiles eran una herramienta para poder hacer un acompañamiento integral a toda la familia en torno a la educación, el trabajo y el acceso a una vida digna.

La Silvia recuerda que cuando tenía 26 años, en el año 2014, hubo un incendio en el lugar donde vivía y su familia perdió la vivienda.
Este suceso hizo que las familias se movilizaran para pedir al Ayuntamiento una vivienda estable y llevó a un realojamiento de 8 familias.

Además de este suceso, que afectó a 13 familias, 31 de las otras familias acompañadas han pasado de vivir en naves a tener un piso de alquiler social, de autoconstrucción o incluso de compra.

Eso es lo que le pasó a Álex.
Su familia logró instalarse en el barrio de La Guingueta y La Pau.
«Llevo viviendo muchos años en diferentes naves. Creo que fue hasta que tuve 9 o 10 años. No sé cómo lo hicieron mis padres, pero, de repente, todo era más limpio y más cómodo».

¡Miremos hacia el futuro!

Ya han pasado 25 años y las voluntarias y los voluntarios de Amics del Moviment Quart Món todavía trabajamos para alcanzar la inclusión de 70 familias en los ámbitos de vivienda, trabajo y educación.

No es un trabajo fácil, ya que las condiciones en las que viven generan mucha inestabilidad en las familias y el contexto en el que viven añade dificultades.
Pero, a la vez, estamos contentas porque, en todos estos años, hemos visto como más personas acceden al mundo laboral, tienen menos miedo a la hora de apuntarse a formaciones y los jóvenes tienen más referentes.

Además, acompañar familias siempre es gratificante.
Aún más cuando ves el recuerdo que ha quedado en niños como Álex: «Todavía recuerdo las mesas de la casa de colonias donde íamos, de la Gemma (voluntaria) cuando nos cantaba la canción del Buen día; también recuerdo salir con los monitores durante la noche y bañarnos en la piscina por la tarde».

25 años después, tenemos más ganas de mirar hacia adelante y hacer frente a los nuevos proyectos que se nos presentan.

¿Hacemos 25 más?