Acercamos las necesidades de vivienda en el Parlamento de Cataluña

Acercamos las necesidades de vivienda en el Parlamento de Cataluña

Aquello que es personal es político. Exponemos en el Parlamento de Cataluña las reivindicaciones de una vivienda digno para centenares de niñas, niños y adolescentes

El derecho a la vivienda se trabaja en todos los ámbitos. Cuando hacemos visitas y charlamos con las familias, compartimos aquello que para ellas es personal, y generamos momentos de amistad. Después, cuando hacemos charlas en las escuelas e institutos o entre el voluntariado, intentamos hacer visibles las necesidades que detectamos y sensibilizar a las vecinas y vecinos. El siguiente paso es más difícil de conseguir: llevar todas estas ideas a un ámbito todavía más abstracto, la política.


Creemos que parte de nuestra tarea es generar una visión más completa de lo que quiere decir el sinhogarismo a la sociedad. Por eso, cuando la Comisión de la Infancia del Parlamento de Cataluña nos convocó para exponer las necesidades de la infancia en materia de vivienda inestable, decidimos aprovechar la oportunidad para explicar la realidad que se encuentran los centenares de niños que conocemos viviendo en barracas y naves.

Para hacerlo, la Gemma, una de las voluntarias con más trayectoria en la entidad, y la Pilar, una joven que vivió su niñez en naves ocupadas, explicaron sus experiencias en primera persona sobre como la exclusión residencial afecta la infancia y qué medidas habría que impulsar para garantizar este derecho fundamental.


Durante su intervención, Pilar relató cómo fue vivir en espacios inadecuados, sin agua ni luz, expuesta a desalojos constantes y teniendo que adaptarse a nuevos entornos continuamente. A pesar de estas dificultades, sus padres consiguieron que se mantuviera en el mismo centro escolar, donde encontró una red de apoyo esencial. Sin embargo, a menudo se veía obligada a hacer los deberes durante los descansos como el patio, y los trabajos en grupo se convertían en un reto, sobre todo para evitar que el resto del grupo supiera donde vivía. Ahora, ya como adulta y con un hogar y trabajo estables, pudo exponer las dificultades y carencias que vivió a los diferentes grupos políticos que integran la Comisión de la Infancia del Parlamento.

Esta fue una oportunidad muy importante para reivindicar la necesidad de medidas políticas para proteger el derecho a la vivienda (y todos los otros que se desprenden de este ámbito) para los niños y sus familias. Gemma, como representante de Quart Món, insistió en propuestas concretas que podrían mejorar las condiciones de vida de los niños que no tienen un hogar estable, como por ejemplo aumentar el parque público de vivienda con diferentes tipologías de pisos, hacer un pacto de país por la defensa de los derechos de la infancia, y fortalecer las políticas contra la discriminación y la pobreza.


En cuanto a las condiciones en las cuales estas familias son expulsadas, pedimos también una comunicación clara y precisa sobre el día y hora del desalojo, la coordinación efectiva entre los agentes involucrados, ofrecer recursos concretos a los y las niños, y la formación de docentes en materia de sinhogarismo.
La exclusión residencial no solo priva las familias de su seguridad y estabilidad, sino que perpetúa la pobreza y afecta directamente el desarrollo de los niños y niñas. Por eso, continuaremos apoyando la voz de las familias en los espacios de decisión política, exigiendo medidas que garanticen un futuro digno para todos los niños y niñas.
En el Parlamento, Pilar pudo contrastar el sentimiento de seguridad y estabilidad que proporciona tener un hogar propio en comparación con todos los años que vivió siente desalojada. Esta vez, fue escuchada por un equipo de personas capacitadas y autorizadas para incidir en la legislación.

Esperamos que este encuentro haya sido provechoso, y promueva un cambio positivo para la infancia que viene detrás, y la que la seguirá.