Nuestro proyecto lo construimos muchas personas pero en la memoria 2018 os lo hemos querido explicar desde la mirada de las mujeres que participamos. Fueron dos mujeres las que iniciaron la entidad hace más de 20 años y el 75% de las personas que actualmente la formamos somos mujeres. El motor de cambio de las familias que acompañamos también son las mujeres. Hemos recogido 17 miradas de mujer que nos construyen.
Jugar para relacionarnos
Al nieto de la Fátima le encanta venir a jugar con nosotros, «por eso lo traigo, y porque confío en las voluntarias». El hijo de la Carmen también participa y viene «porque quiero que se relacione con otros niños y niñas».
Las actividades de ocio que hemos hecho en 2018 son una herramienta para trabajar valores, hábitos y la igualdad de género. «Son temas que se tratan en cada momento desde la normalidad y la reflexión», dice la Dessiré, voluntaria en el grupo de El Clot. Y la Bea, del grupo de Torre Baró, añade: «Todavía hay trabajo por hacer para apoderar a las chicas pero siempre propiciamos la educación, la colaboración y la responsabilidad».
Aprender a sumar y a estimar
El hijo de la Rosa comenzó a venir a la actividad de apoyo educativo cuando tenía 6 años y ahora tiene 14; y como él, otros niños y jóvenes. «Mis tías, mis primas, mi madre… todas participamos en la asociación. A mis hijos les sirve; uno está aprendiendo las tablas de multiplicar», explica la Teresa.
El objetivo es «motivar a los niños y niñas desde el punto de vista educativo pero también con una enseñanza enfocada en las relaciones sociales, emocionales e igualitarias», apunta la Judith, que es voluntaria.
Conectar con nosotras mismas
Una vez a la semana, nos hemos encontrado con un grupo de mujeres para aprender a leer, escribir y disfrutar del ocio.
La Lucinda ha empezado a venir en 2018: «Me gusta leer y quiero aprender para poder defenderme un poquito más.» «no venimos a jugar, venimos a aprender», añade la Fátima.
Las actividades de ocio son un lugar «de escucha y empatía» donde las habilidades de las mujeres se hacen presentes, explica la Priscila, voluntaria. Para la Montse, voluntaria en la alfabetización, «se ha generado un espacio especial donde pueden dejar fuera su rol familiar y darse cuenta de que pueden conseguir cosas que nunca imaginaban».
Acoger en casa
De manera transversal a todas las actividades, siempre visitamos a las familias allí donde viven y durante el 2018 lo hemos seguido haciendo. En estas visitas, destacan la acogida y la mirada de las mujeres.
«Hace muchísimos años que os conozco y que venís a casa a tomar el café. Me gusta que me visiten, las risas…», comenta la Armandina. Para la Carmen, que también nos abre la puerta de su casa desde hace muchos años, hacer el café juntas significa «compartir».
«Apoderar a una mujer de este colectivo es apoderar a una familia. Son el motor y el corazón del núcleo familiar y luchan de manera incansable. Acompañarlas es un ejercicio de ida y vuelta», reflexiona la Alejandra, técnica de la entidad.
Jóvenes con otras miradas
«Formar parte del grupo de jóvenes me sirve para evitar encerrarme en casa. Me divierte y me saca del aburrimiento», comenta la Jessi, participando en el grupo.
También lo aprovechamos para trabajar la autonomía de los chicos y chicas. La Gemma, voluntaria, recuerda el día en que uno de los chicos vivió solo en tren y otro en el que todos, chicos y chicas, se organizaron para cocinar.
«Permite crear vínculos de amistad», añade la Denisse, voluntaria, que destaca como reto transversal de los próximos años seguir incidiendo en la igualdad de género «para generar cambio social».
Fortalecernos como entidad
Durante el 2018, hemos contado con muchas manos en nuestro proyecto. El equipo lo hemos formado 51 voluntarios y voluntarias y 3 personas técnicas; el 75% somos mujeres.
«Somos el motor de la entidad. Acompañamos desde el punto de vista educativo, pero también con amistad, cuidado y desde una visión de los derechos», explica la Silvia, voluntaria.
Para la Gloria, que colabora en el apoyo educativo, la igualdad de roles es un reto aún presente en las familias que acompañamos y hay que trabajarlo con los niños. «Es la clave para experimentar los cambios que la sociedad necesita, cambios entre los que encontramos la igualdad de oportunidades para los dos sexos y la problemática de la exclusión social», concluye la Judith.
Mira aquí las cifras más importantes de nuestra tarea durante el 2018
¡Lee nuestra memoria de actividades del 2018!